La puerta delantera de la vieja cabaña se abre sobre los pies de la montaña. El sol enciende el azul del cielo del exterior. Es un lugar ideal para encontrar paz, lejos de la vorágine de la vida moderna. Este cuadro, digno de un cuento, pertenece a una descripción del nuevo emprendimiento del español Juan Carlos Ferrero: Un hotel en Valencia.
“Mi coach y yo pensábamos en hacer algo después del tenis así que comenzamos a pensar en invertir en hoteles”, afirma. orgulloso Juan Carlos Ferrero. “Deseamos algo cerca de la academia. Buscamos durante un largo plazo y finalmente encontrados una vieja casa a 15 minutos de nuestro lugar de entrenamiento. Era perfecta”. El crédito para el hallazgo debe ir a Antonio Martinez, su coach desde los 10 años, quien empujó a Ferrero a comprar el emprendimiento.
Así, el sueño del hotel comenzó a surgir. “Comenzamos a construir la nueva estructura hace tres años, y a menudo hay que reparar por tres o cuatro meses los cuartos y construir otros nuevos”, dice el tenista.
Después de años de trabajo y siete millones de euros de gasto, el hotel Ferrero fue abierto al público en julio de 2007.
Situado 50 minutos de Valencia, el hotel se jacta de tener 12 habitaciones de lujo de las cuales varias tienen terraza y jacuzzi privado. Los materiales de madera y de piedra complementan cada habitación, que contiene pantallas de televisión del plasma.
Por supuesto, Ferrero sigue siendo un competidor temible en los curts. A los 27 años de edad él no tiene ningún plan para colgar sus raquetas, pese a que ahora también presta mucha atención sobre su empresa y la trayectoria futura posible de su carrera.
Pese a esto, dice: “Pienso que la carrera de un jugador del tenis es muy corta y por supuesto tenemos que pensar en el futuro. Estamos pensando en nuevos proyectos, nuevos negocios. Planearemos un gym grande en Valencia, pero, por ahora, veremos”.
20 de septiembre de 2007
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